Después
de un tiempo de reflexión tras los estudios buscando trabajo en vano, después
de intentar encontrar durante demasiado tiempo un hueco en el mundo... ¿por qué
no probar con un cambio radical de aires, ahora que estamos a tiempo? ¿Por qué
no buscar un sitio donde pueda ser útil y a la vez adquirir conocimientos y
experiencias inolvidables? Pues así me lo planteé un día y así de pronto ocurrió, gracias a la
oportunidad de EVS. ¿A dónde? Pues....venga, a un sitio que no conozca ni la
cultura, ni la lengua, ni la gente, ni los lugares...Ya que nos proponemos
hacer algo totalmente diferente, pues vamos a empezar de cero y vayamos a
descubrir, a la aventura y a aprender. Pero tampoco un sitio demasiado lejos,
una cosa que esté bien, que permita cogerse un tren para casa por navidad o que
no sea tan difícil adaptarse...mmm... ¿qué tal...Alemania?
Ante
todo, investiguemos un poco lo que conocemos de este país y contrastémoslo con
las cosas que llevo viendo desde hace un mes que aterricé en esta pequeña
ciudad universitaria cerca de Frankfurt.
¿Aquí
se bebe mucha cerveza? Oh yeah, y de muchas clases, buenísima, rubísima,
grandísma ( aquí nada de tercios, el zumo de cebada se sirve en buena cantidad)
pero eso sí...algo más caliente que en España. Es decir, no se sirve del tiempo
(a no ser que la pidas, cosa que no es tan rara) pero le falta ese punto de
refrescor que tanto alivio nos da en verano cuando nos vamos a la Tejares. Aún
así, refrescante y sabrosa, aunque también, algo más cara.
¿Los
alemanes son cuadriculados al extremo? No siempre. Al menos, en donde yo presto
mis servicios de voluntaria, las cosas van con calma y me dan mucha autonomía.
Será porque así son los artistas, será porque en verano la cosa está más
tranquila...o precisamente por el clima, ya que ha comenzado el calor después
de una larga temporada de lluvias (me he traído el sol desde España, me dicen
de vez en cuando). Por eso, aunque me parecía impensable, he cogido un color
moreno en los bracetes, porque a cada oportunidad la gente insiste en sentarse
al sol, comer al sol, dormir al sol, pasear por el sol. Aprovechan el astro rey hasta la saciedad,
como si no hubiera un mañana soleado. Resultado: Yo negra, ellos cangrejos
coloraos. Sin embargo, hay que tener cuidado, porque el tiempo es muy voluble.
Empieza con fresco por la mañana, calor al mediodía, fresco por la tarde, luego
calor de nuevo, después lluvia torrencial...no hay que fiarse del Deutsch
Wetter , así que nunca está de más llevar un paraguas contigo si ves que el
tiempo no te convence cuando sales de casa. Por supuesto que la ley de Murphy
está ahí para que cuando vayas cargada con el paraguas haga un solano digno de
Almería, y cuando no lo lleves encima te pille el monzón asiático...como le
pasó a una servidora que salió un día a pasear en chanclas toda confiada y
volvió a casa hecha una sopa.
El caso, que la gente en general es
amabilísima. Con mi alemán súper básico muchas veces no consigo hacerme
entender, pero por lo general la gente en las tiendas siempre te dedica una
sonrisa de comprensión y te habla en inglés, o si no lo sabe, es paciente
contigo y te intenta indicar lo que debes hacer.
¿Comen muchas salchichas? Pues sí,
aquí hay de muchas clases y la toman bastante, entre otras cosas porque es un
snack barato y rápido. En los supermercados, la comida es un poquito más cara
que en España, pero ya he chequeado dónde algunas cosas son más baratas y allá
voy con mi bolsita traída de casa, porque aquí son unos obsesos del
reciclaje...cuidado que alguien te vea tirando algo de plástico o papel donde
no es o tirando bolsas por ahí...en eso sí que son cuadriculados, pero es algo
loable porque tienen conciencia de lo importante que es. Por esto también,
olvidé decir, que hay muchas cosas caras en los supermercados porque son
productos biológicos y eso está muy bien para cuidarse el cuerpo, aunque por
regla general la gente por la calle come bastante fast food. En los
restaurantes, precisamente por ser ciudad estudiantil, puedes comer por un
precio muy asequible.
Terminaré este post, que ya va
siendo hora, comentando algunas cosas de dónde habito: Mi habitación pertenece
a una casa centenaria en una de las calles más típicas y céntricas de la
ciudad. Una preciosidad de paseo, sinceramente. Marburgo no fue bombardeada
durante la guerra, y por eso conserva todas estas estructuras originales de
casas medievales, el castillo y la iglesia de Santa Isabel, el primer centro de
peregrinaje en suelo alemán. Os dejo una foto de la vista para que os hagáis
una idea...y os de un poquito de envidia! Küss und bis später! (Un besico y
hasta luego)
Ana
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