Han pasado un par de meses desde mi último post en el
cual relataba de forma muy generalizada algunas impresiones personales y
anécdotas a llegada al país germano. Ahora ya que llevo afincada por aquí unos
tres meses, me gustaría contaros un poco más sobre esta vivencia EVS en el
ámbito de mi trabajo, que no deja de ser lo más importante de esta experiencia.
Mi gran suerte es poder participar activamente en algo
que se corresponde a lo que me gustaría dedicarme con un poco de suerte en un
mañana: Las artes escénicas. Trabajo para la compañía “Theater GegenStand”,
cuyas oficinas residen en el centro cultural WaggonHalle, es decir, el
“vagón-sala”. Este nombre se debe a que el espacio aprovechado para tal fin
eran unas antiguas fábricas de vías y vagones de ferrocarril. El resultado
actual es una maravilla, obteniendo una agradable cafetería, dos escenarios
para conciertos, conferencias y representaciones, así como una serie de
espacios reservados a oficinas y almacenes. Y en una de esas modestas oficinas
se encuentra nuestra sede y lugar de reuniones.
La terraza de Waggonhalle
Mis tareas en esta organización son muy variadas,
desde ayudar con la limpieza, preparar posters y folletos para repartirlos por
la ciudad, echar una mano con el papeleo, asistir a los ensayos o dedicarse a
la parte técnica de los espectáculos.
Cuando llegué a principios de verano, la cosa estaba
bastante tranquila y me dedique a las tareas sencillas de oficina y a
aclimatarme; sin embargo un día, por pura casualidad, me surgió la oportunidad
de echar una mano en una asociación musical que preparaba un festival de música
clásica española. Esta asociación, “Música Europa”, hace proyectos y
colaboraciones con mi entidad, y cuando supieron que era de aquí, se les
ocurrió la idea de que trabajara como asistente y figurante en las óperas que
estaban preparando. Antes hablamos de tópicos alemanes, pues ellos por el mismo mecanismo del cliché creían con
fervor que una servidora sabia bailar flamenco ...cosa que no he tenido el
gusto de practicar en la vida. Aun así, no tuve excusa y tuve que sacar la
pasión gitana de donde fuese por la causa de “La vida Breve”, de Falla. Al
final, esta experiencia fue muy emocionante, ya que las representaciones se
realizaban en el castillo de Marburg (en el cual tuve la ocasión de estar de
noche y daba mieditis de verdad) y me puso en contacto con muchos artistas internacionales
… No sé si os podréis imaginar el intento de recreación de una boda cale
granaina con gente de Colombia, Miami, la India, Italia, Dinamarca y la de
Albacete dando palmas y taconeando. Una mezcla tan variopinta no debió de
resultar muy autentica, pero desde luego nos echamos unas buenas risas y a la
gente de aquí le pareció una escena llena de duende. Ahí queda eso. Ole.
Lucía
al fondo)
Fuera del escenario, estuve trabajando como asistente
de dirección en la opera para niños, donde el fantasma del castillo se
encontraba en su vagar eterno nada más y nada menos que con Don Quijote y un
Sancho Panza guitarrista. .Como llegaron hasta allí dejando a Rocinante y la mula
por zapatillas y chanclas, los molinos por las torres del castillo del
Landgraf? Es un misterio. Pero el tenor que daba vida al caballero de la triste
figura tenia mucho carisma y realizo una interpretación divertidísima, los
niños disfrutaron un montón y sus padres, mas.
Después de esta experiencia en el castillo, me
encontré trabajando de lleno en un proyecto increíblemente audaz e inspirador:
El montaje de “Maquina Hamlet” ( Die
Hamletmaschine), de H. Muller. Es un texto que se conoce bastante en España y yo tenía
una pequeña idea del contenido, así que con la excusa allí me cole y en tu
ensayo me plante... Por avatares de la casualidad tuve la oportunidad de
participar en las tareas de dirección de este proyecto, y puedo decir que ha
sido la experiencia más enriquecedora, inspiradora y estupenda que he tenido
hasta ahora. Es una gran recompensa trabajar con gente tan genial y con tanto
talento, y que esta gente tenga en cuenta tu opinión y tus ideas para
aplicarlas con toda confianza y gratitud. El resultado: un montaje complejo, lleno
de simbolismos con un texto arduo y profundo, que no dejo indiferente ni al público
ni a la crítica. Suena muy pomposo, pero que queréis que os diga, me siento tan
orgullosa como mama gallina con sus polluelos con esta obra, y ha servido para
que me tengan más en cuenta en el trabajo activo de la compañía, así que estoy más
contenta que unas castañuelas.
Hamlet y Ophelia
Por último, que no os quiero aburrir más ni daros
envidia), en estos días estamos teniendo las reuniones para preparar el Kurzdrama fest, es decir, el
festival de Drama Breve. Aun no estoy muy segura de cuál va a ser mi papel,
pero puede que me toque desde dirigir una obrilla hasta repartir folletos o
hacer la caja...donde haga falta, vaya, porque este festival es uno de los
grandes eventos del ano y participa mucha gente. En todo caso, sigue existiendo
la barrera del idioma, así que tengo que ponerme las pilas si quiero tener más
responsabilidad. Por ahora, seguimos con las clases de alemán haciendo lo que
buenamente se puede, pues como sabéis es un idioma muy complicado; pero no
imposible de aprender si se tienen ganas, así que ich muss schnell deutsch lernen!
Pues eso mozuelos, disfrutad del buen tiempo en la patria mientras podáis (aquí
ya hace rasca) y nos vemos en el siguiente post. Un abrazo muy fuerte, o como
dicen por aquí, Liebe Gruβe!
Ana.
P.D: Aquí os dejo el link de un sencillo blog que
estoy construyendo con más fotos sobre mis actividades de EVS por si os apetece
echarle un ojo : http://evsmarburg13-14.tumblr.com/
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